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Supervivientes

  • Joel de Bruine
  • 15 ago 2019
  • 4 Min. de lectura

Muchos conocemos la novela más famosa de Daniel Defoe, publicada en 1719: Robinson Crusoe . Es la autobiografía ficticia del protagonista, un náufrago inglés que pasa 28 años en una remota isla tropical. Como medio para sobrevivir, toma todas aquellas armas y provisiones del barco que necesita, a la espera de ser rescatado. También conocemos la versión del reality televisivo “Supervivientes” que se repite cada año desde el 2000. En él contemplamos cómo tienen que luchar los concursantes para sobrevivir en una isla tropical con muy pocos medios.

¿Por qué no se le llama víctima a Robinson Crusoe? ¿Por qué se le llama superviviente? ¿Por qué no se le llama víctimas a los participantes de la isla en el concurso televisivo? (Alguno pensará que las víctimas de semejante culebrón son los espectadores). ¿Por qué hablamos de supervivientes y no de víctimas del hambre, los mosquitos, el sol justiciero, las peleas entre concursantes, etc.?

Cuando utilizamos el término superviviente, estamos apreciando las habilidades y la actitud de lucha que han adoptado las personas que enfrentan una adversidad. Las víctimas de abuso sexual que han conseguido seguir vivas, que han encontrado maneras para sobrevivir, deben de dejar de mirarse a sí mismas como víctimas y empezar a verse como supervivientes.Esto no resta en absoluto gravedad al crimen cometido contra ellas, sino que cambia el enfoque de vivir en el pasado a vivir en el presente. Deja de centrarse en los hechos cometidos por el agresor, desviando la atención hacia la habilidad, creatividad y fuerza que ha tenido el abusado para sobrevivir.

En el presente el agresor ya no está y vamos a borrar, poco a poco, sus efectos en nuestro interior. El recuerdo dejará de doler y encontraremos la manera de corregir los patrones disfuncionales, que hemos desarrollado en consecuencia.Ya no eres víctima, eres un superviviente.

Recordamos las sencillas pero valiosas palabras de una amiga psicóloga: “Vamos a aprender a no vivir más en el pasado, vamos a aprender a vivir en el presente mirando al futuro. Es momento de decidir quién quieres ser. Un pasado infeliz no significa un futuro infeliz, de la misma manera que un pasado feliz no garantiza un futuro feliz.” Una vez reconocido su pasado como víctima de abusos (a veces el primer gran escollo a salvar es que se crea a la persona abusada), es muy importante integrar la idea de que no eres culpable del abuso. El responsable es siempre el abusador y nunca el o la menor. El siguiente paso debe ser el de quitarse el cartel de víctima y ponerse el de superviviente. ¡Tú identidad pasa de ser una víctima a la de ser una heroína o héroe!

En palabras del psicólogo holandés Teo van der Weele: “Las víctimas de abuso necesitan también un cambio de paradigma. La palabra ‘víctima’ señala al abuso en tiempo presente. ‘Superviviente’ indica que pasaste por algo en el pasado. El uso de la palabra ‘superviviente’ antes que ‘víctima’ es un cambio mental de localidad. Este cambio de localidad es el primer paso vital si queremos dejar nuestro pasado atrás. (...) El mundo de un superviviente de abuso ha sido machacado (si es que tuvo tiempo de ser formado en primer lugar). La confiada figura paterna se convierte en una persona que crea confusión, miedo, desconfianza. Nuevas formas de soportar la situación son engranadas en el niño.

Entonces da lugar el continuo lavado de cerebro, la introducción de información errónea por el abusador en el niño y con frecuencia también por el entorno. La madre dice ‘No me mientas acerca de tu padre.’ Alguien cercano dice ‘Eres una chica mala por contar esos cuentos. Conozco a tu padre; el no haría eso.’ Se construye un nuevo sistema de creencias, basado en mentiras, falsos sentimientos de culpa e intentos inútiles de un niño impotente por soportar la realidad.

Ayudar a supervivientes de abuso significa presentarles otro sistema de creencias acerca de sí mismos y lo que les ha ocurrido. También, es necesario compartir información práctica acerca del cuerpo y las respuestas psicológicas acerca de la estimulación sexual. Es necesario enseñar moralidad. ‘No es verdad que todos los padres que realmente aman a sus hijos hagan esto.’ Es necesario enseñar valores acerca de lo que es bueno y malo. (…) Cuando escucho a supervivientes cómo han soportado sus terribles experiencias, me quedo asombrado por el uso singular de estas habilidades; de cómo desarrollaron patrones personalizados que les permitieron soportar la situación. La chispa humana para seguir viviendo, a pesar de las terribles condiciones, es increíble.”

Mírate en el espejo de tu imagen mental y empieza a borrar las letras de la palabra víctima, en la que quién se lleva toda la atención es el agresor. Ponte un nuevo nombre: Superviviente. A partir de ahora el agresor dejará de ser el protagonista, ahora eres tú quien será admirada o admirado por tu capacidad y creatividad, al haber sido capaz de llegar hasta aquí.

¡Eres un superviviente y te admiramos por ello! [if !supportLineBreakNewLine] [endif]


 
 
 

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